Thursday, February 25, 2010

Llegando a Melbourne... Un nuevo mundo que enfrentar.


Finalmente pisamos tierra Australiana con uno de los vuelos con la peor comida del mundo "Air Asia". Nos bajamos del avión recogemos nuestras maletas y llenando la tan famosa declaración de aduanas siendo honestos y poniendo las medicinas que traíamos. Pasamos a la ventana de inmigración, miran pasaporte, te miran la cara... BIENVENIDO A AUSTRALIA... Caminamos con mi señora en medio de unos oficiales de inmigración te paran y te hacen pregunticas. Que a qué viene, que donde se va a quedar, que trae... Básicamente, una reconfirmación de que uno dijo la verdad y su estadía en Australia es legítima. Sin problemas seguimos caminando y buscamos al conductor que la universidad mando para que nos recogiera y nos llevará a donde quisiéramos (Las ventajas del paquete todo incluido). Como les había contado en anteriores entradas llegamos a la casa de unos amigos de unos amigos de la prima de yo no sé quien, todo por el lado de mi señora. Sorprendentemente nos encontramos con una pareja que tenía mucho en común con nosotros, recién casados, habían llegado a Australia hace un año y pues querían hacer su futuro en Australia. Nos llevan bastante ventaja pues ya tienen el permiso de residencia y su casita propia. Impresionante... Y las razones por las que decidieron dejarnos quedarnos en su casa es simplemente retribución y empatía con nuestra situación que fue lo que ellos vivieron cuando apenas llegaron a Australia. Pura filosofía de hacerles más fácil la vida a otros. Nos ofrecieron su casa y apoyo ¿a qué costo? Nos dijeron que pagáramos cuando pudiéramos y cuando pudiéramos, que lo más importante era que nos pudiéramos poner de pie por nosotros mismos y que luego hablábamos de eso. Insistimos hasta que insistieron en recibir de nosotros algo por los servicios... Agua, Electricidad, Gas, Internet... Nunca mencionaron un precio simplemente dijeron sí. La primera semana fuimos y volvimos con ellos, compramos nuestro primer teléfono móvil, la tarjeta del tren, las tarjetas de llamada y pues nos dieron indicaciones de como turistear y pues para completar la suerte nuestro amigo trabaja en la misma universidad en la que mi esposa iba a estudiar. Al que quiera más que le piquen caña...


Así se nos fue la primera semana turisteando, yendo a la universidad, haciendo vueltas... En la siguiente entrega más información sobre nuestro primer mes y el principio de la búsqueda sin fin por un nuevo trabajo.

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